Esta receta es sencillísima, y no tiene apenas ingredientes. A los que no les guste la cebolla, bueno, no hay mucho que hacer para que les guste esta receta. Pero si te gusta la cebolla, aunque la receta parezca muy simple, está verdaderamente buena. A mí, al menos, es una de las sopas que más me gustan.
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- Cebollas (para dos, echamos 4 cebollas grandes)
- - Un caldo concentrado
- - Queso rallado
Se pelan las cebollas y se cortan en cuartos (o más pequeñas). Se ponen en la olla con un poco de mantequilla para que se doren. Cuando hayan cogido color, pero sin llegar a ponerse marrones, se añade el caldito y agua hasta que las cubra (si se hace en olla a presión no hace falta mucha agua, porque las cebollas también sueltan; pero aquí nosotros no tenemos tapa, así que hay que echar más agua, porque se evapora más fácilmente). Se dejan cocer hasta que la cebolla esté bien hecha (un poco blanda). Hacia el final, se añade queso rallado. Por último, se bate bien todo, sin que queden grumos.
Echarle un poco de queso rallado por encima para comerla.
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